lunes, 25 de noviembre de 2013

Foto Japón: 30 años de historia


Foto Japón se atrevió a innovar en la forma de hacer negocios cuando hizo la apertura de la primera tienda en el Centro de Bogotá en el año 1983. La presentación del negocio ante el público inspirada en la cultura japonesa era sin duda una nueva forma de acercarse a los clientes para atraerlos; pero no se trataba solo de los clientes externos sino del modelo organizacional que la empresa creada por colombianos, asumió con el fin de crear un sentido de pertenencia y tolerancia entre sus empleados.

Según lo manifestado por Joaquín, en el libro: “Antropología de la modernidad; identidades, etnicidades y movimientos sociales en Colombia” [1]  el dueño de la compañía, su conocimiento de la cultura japonesa lo llevó a inspirarse y apasionarse en ella al punto de querer verla reflejada en su nuevo negocio, que para entonces revelaba fotografías de rollos de cámaras analógicas en un periodo de una semana mientras estas eran llevadas a los laboratorios para llevar a cabo el dicho proceso.

El ambiente del negocio, la presentación de los empleados con kimonos y Obi, no solo generaba una diferenciación de la competencia sino que se involucraba con la cultura oriental que habían decidido implementar sus dueños. A esto se sumaba la creación de un esquema interno a base de rituales en los que debían participar los funcionarios en diferentes niveles para obtener categorías más altas dentro de la organización y a su vez mayores niveles de compromiso.

Los funcionarios antiguos vivieron largos procesos dentro de la empresa; esto les generó un gran sentido de pertenencia con la organización y la motivación para seguir avanzando hasta llegar a tener el Obi negro luego de muchos años de servicio. Los mandamientos y normas establecidos por la organización no solo afectaban positivamente los resultados de la empresa sino que también beneficiaba de manera personal a los empleados y sus otros entornos, o al menos así lo manifestaron algunos de ellos en los talleres que realizaban y que les ayudaban a cambiar sus vidas.

La imposición de una cultura en el ámbito laboral puede ser positiva para quien decida que esta experiencia es enriquecedora para su vida, de lo contrario puede ser un atentado contra la libre expresión de aquellos que quieren obtener un empleo pero no comparten este tipo de filosofías y deben acogerse a ella para obtener una oportunidad laboral. Según la ley colombiana en el artículo 20: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación”. De acuerdo con la ley, Foto Japón tiene derecho a infundir sus creencias filosóficas pero no a establecerlas como requisito para que funcionarios que también tiene derecho a la libre expresión se acojan a estas políticas para mantenerse dentro de la compañía.

Lo anterior no difiere con el derecho que la empresa tiene de implementar políticas filosóficas orientales dentro de su organización, sino con la forma en que estas de manera impuesta, pueden afectar los principios de quienes no comparten la misma cultura pero que por temor a perder su trabajo deciden aceptarla. Sin embargo, los resultados de la estrategia interna y externa de Foto Japón fueron viables y exitosos, no por nada llevan 30 años en el mercado con un alto posicionamiento de marca.

Tomar un modelo cultural basado en Japón resulta interesante al ver como un país de 130 millones de habitantes conviven juntos en un archipiélago cuya extensión no supera la de la región amazónica colombiana y cuya filosofía global les ha permitido hoy ser dueños de las mejores empresas del mundo. La disciplina, la capacidad de trabajo en equipo, el respeto por los demás, el respeto por lo espiritual y la culturalidad, el sentido de pertenencia por su nación, los ha llevado a sobreponerse de la guerra, de los desastres naturales y de la presión económica de otras potencias.[2]

Por eso sería inviable decir que no se justifica adoptar modelos de esta índole cuando los japoneses han sido ejemplo para el mundo. Lo contradictorio está en imponer a los empleados en una empresa unos patrones culturales para avanzar en la consecución de nuevos obis y por ende compromisos que se concretan por medio de rituales o ceremonias obligadas por cumplir lo establecido en una empresa; ¿bueno o malo? Eso depende de la experiencia que cada uno viva, pero de no identificarse con la experiencia, ¿merecía ser retirado de su cargo?.

Aunque el libro no profundiza en el tema de la libre expresión y aborda la cultura organizacional como algo natural que nunca les atrajo problemas, llama significativamente la atención que Iván, un experto en nuevas técnicas de negocio y consultor de la compañía, detectó desde su asesoría externa que el modelo era implementado para generar tolerancia, pertenencia, buen clima, pero que desde las directivas no había una verdadera convicción sobre el tema sino que su interés real era lo estético, lo vanguardista, que quería generar una dinámica diferente de liderazgo entre los empleados que recibían bajos salarios pero que amaban la compañía. Sin embargo, Joaquín uno de los primeros dueños de Foto Japón, manifestó que lo primordial al crear la compañía fue el maquillaje refiriéndose a la importancia de lo estético para proyectar una imagen de afuera hacía adentro, pero que con el tiempo empezó a meterle el alma y el corazón.

La pregunta de fondo es si una cultura que no se forja desde el comienzo es capaz de perdurar en el tiempo. Pese a los constantes rituales de la compañía por construir en sus empleados sujetos morales, profundamente comprometidos con el trabajo, con la empresa, con un servicio de alta calidad e incluso con su entorno, en donde los espacios de aprendizaje promueven el respeto por el otro, el desarrollo técnico y personal y el amor y admiración por lo japonés, ¿por qué no prevalecieron en el tiempo en la organización?. Esta es una aseveración muy comprometedora.

Las empresas cambian, entonces ¿bajo qué criterios se podrían hacer estas afirmaciones?. No hay que acudir a libros o autores para analizar el actual servicio al cliente de Foto Japón. Basta con ir a tomar servicios en estos lugares para darse cuenta de que lo que se pretendía proyectar, al menos en la actualidad, ya no existe.

Independientemente de la diversificación de mercado horizontal que tuvo Foto Japón por la llegada de nuevas tecnologías y la fotografía digital, llevó a la empresa a innovar en el negocio por eso ahora también se dedican a la venta de productos digitales importados de Japón, entre otros servicios y aunque se conserva la estética de los puntos de venta con locales pintados de blanco y vendedores de blanco, muchos de ellos ya no utilizan kimonos, ni cinturones sino simples batas blancas, Quizá esto refleja un poco que la ideología no perduró en el tiempo, sin querer descalificar el éxito de la compañía y su posicionamiento de marca.

Pero vamos más allá. ¿Qué sucedió con los mandamientos de Foto Japón? Para obtener el cinturón blanco los empleados debían jurar ante Dios y su familia que en su atención debían mirar a los clientes, sonreírles y saludarlos amablemente para generar una relación integral con ellos. Para obtener el cinturón amarillo los empleados juraban hacer 10 minutos de ejercicios todas las mañanas para mejorar su rendimiento físico para evitar el cansancio durante el día y brindar un mejor servicio al cliente. Para ganar el cinturón naranja luego de tres años de servicio en la empresa debían jurar que leerían 10 minutos diarios del libro “Cómo ganar amigos” y así mejorar las relaciones con los compañeros de trabajo y la familia. Para obtener el cinturón azul, la organización brindaba al empleado una sopa japonesa instantánea y agua caliente para demostrar que el japonés invierte poco tiempo en comer para dejar más tiempo para el trabajo eficiente y juran en honor al silencio como fuente de sabiduría, estrategia y fortaleza. Sin duda un modelo que refleja cosas positivas y enriquecedoras, pero para resolver la pregunta de si este se refleja en el tiempo, probablemente la respuesta sea no.[3]

Para opinar con mayor certeza, hablemos de 3 puntos de ventade Foto Japón en la actualidad. El de la calle 72 con 9, el de la calle 57 con 13, y el de la calle 53 con 27 en Bogotá. Son puntos de venta estratégicamente ubicados pero el servicio al cliente refleja lo contrario a los juramentos que solían hacer en los rituales. Los empleados parecen máquinas de atención, no miran a los ojos al cliente, hablan por celular y no se percatan que un cliente los está esperando para tomar un servicio, atienden de mala gana, no se toman el tiempo adecuado para explicar los servicios, son acelerados, no se interesan por agradar a los clientes, parece que estuvieran tan sumergidos en el posicionamiento que tiene la marca que dan por hecho los clientes, no se esfuerzan y se comportan como monopolio en el mercado.

Este cambio puede tratarse por varios factores. La empresa cambió de dueños y por ende sus políticas cambiaron. Según el Diario económico Portafolio para el mes de agosto de este año (2013): “el negocio de la fotografía digital se ha puesto muy competido y que los ingresos de firmas como Foto Japón pueden haber disminuido,  algo no muy claro tras la solicitud de reorganización empresarial solicitada por la compañía para declararse en quiebra”. [4]

Según el diario la solicitud habría sido hecha por Víctor Maldonado principal accionista junto con su esposa, y quien es señalado de la quiebra de Interbolsa. Puede tratarse de que los actuales dueños no ejercen la cultura japonesa dentro de la organización sino que solo conservaron algunas cosas de lo estético. Por otro lado, la posible liquidación de empresa puede generar tensiones en los empleados que los llevan a bajar el nivel de la prestación de los servicios o simplemente se trata de la forma tradicional que está asumiendo la fuerza de ventas por estar en un estado de confort que no los motiva a mejorar el servicio para vender, sino que están convencidos de que los clientes entrarán porque están posicionados en el mercado.

La estrategia de Foto Japón como empresa funcionó. En la actualidad cuenta con 30 años de experiencia en el mercado con un alto posicionamiento de marca. Su posible liquidación obedece a otros intereses de acuerdo a lo revelado por los medios de comunicación económicos del país, sin embargo el problema no está en la baja en las ventas porque el objetivo de mercado cambió sino en la conveniencia de los socios que pretenden obtener una reorganización de la empresa o declararse en quiebra porque no puede pagar sus deudas.

Ante esta inminente crisis actual de la empresa, su futuro es incierto. Hay versiones encontradas sobre quienes son realmente los socios, lo cierto es que Víctor Maldonado, presunto responsable del desfalco de interbolsa si tiene acciones en la compañía al igual que su esposa. [5]

Las versiones encontradas en las fuentes consultadas revelan las inconsistencias económicas que tiene la empresa. Esto no es nuevo en el país. Empresarios en muchos casos utilizan sus negocios como fachada de otras actividades comerciales que pueden estar al margen de la ley. Colombia ha sido un país ampliamente cuestionado por corrupción y lavado de activos y aunque el caso en particular está siendo investigado por la súper intendencia de sociedades y no se puede determinar culpabilidad alguna, en efecto existen ligerezas que no han quedado claras.

Lo anteriormente analizado revela sin duda que las estrategias son exitosas en la medida que sean flexibles y se mantengan a la vanguardia. Sin embargo, el cambio de socios puede cambiar el rumbo, la estrategia o la visión de la empresa. Los manejos económicos internos de una empresa que se utiliza como sombrilla para cobijar otras, debe ser operada con responsabilidad en el marco de la ley.

De encontrarse irregularidades comprobadas, [6]es posible que Foto Japón sea liquidada o cambie de nombre y deba hacerse una estrategia de lanzamiento de marca como lo han hecho grandes multinacionales colombianas. Es el caso de Nacional de Chocolates ahora llamado Grupo Nutresa, Carrefour ahora es Jumbo, Telmex y Comcel ahora son Claro comercialmente y el Seguro Social que ahora es Colpensiones, entre otros ejemplos.[7]

¿Pero que tan buenos son los cambios de nombre de las empresas? Un estudio publicado por el diario El tiempo reveló que no siempre es necesario. En muchos casos el nombre de la empresa es para el cliente sinónimo de calidad por lo cual no le interesan los problemas internos de la misma sino obtener los servicios que le interesan. Un nuevo nombre puede ser un verdadero reto de surgimiento en el mercado.
La misma publicación saca a la luz aspectos que van relacionados con el nombre de una compañía, los cuales deben ir enmarcados en unas leyes de reputación empresarial que incluyen alertas por la competencia, valores y ética, manejo de crisis con diplomacia, evaluar las debilidades entre muchos aspectos que intervienen con la reputación, el prestigio, la legalidad, entre otros factores.

Ante la crisis de una empresa, la competencia está alerta para la captura de sus clientes. Una mala jugada de la compañía puede ser la estrategia del contendor para llevar a cabo sus metas. A veces la competencia no tiene que ejecutar estrategias de ataque o penetración fuerte en el mercado porque la crisis hace toda la tarea por ella.

Las crisis no siempre son de carácter económico, pueden ser ocasionadas por desprestigio, desastres naturales, baja calidad en una línea de producto, pero la solución siempre debe estar contemplada en la estrategia de la compañía.

En conclusión, una estrategia debe ser vanguardista pero puede conservar sus bases y principios. El caso de Foto Japón, exitoso y reconocido durante 30 años de historia puede llegar a su final. Algo parecido sucedió con Hernando Trujillo,[8] una empresa familiar que funcionó mientras el estratega-fundador estuvo al frente, pero los manejos inadecuados de hijos y nietos llevó a la empresa a la liquidación. Cambiar de dueños puede cambiar la visión, cosa que no es mala siempre y cuando vaya enfocada al mejoramiento en la calidad de los productos y servicios y las condiciones del equipo humano.

No es suficiente ser creativo para crear un negocio inspirado en la cultura Japonesa, no es suficiente ser financiero o economista, no es suficiente tratar las crisis con diplomacia y no es suficiente tener un capital fuerte. El éxito va directamente ligado a la transparencia, la disciplina y la visión; a la creación de una estrategia flexible que encierre todas las posibilidades en las que se enfrenta el mundo, al trabajo por convicción y la remuneración justa. Una estrategia exitosa viene del pensamiento de creer en lo que se es capaz de lograr y trasmitirlo por convicción y no por conveniencia.



[1] Antropología de la modernidad; identidades, etnicidades y movimientos sociales en Colombia”
[2] http://www.youtube.com/watch?v=lzuLYV8PLhw “Porqué los colombianos somos pobres”
[3] “Antropología de la modernidad; identidades, etnicidades y movimientos sociales en Colombia”
[4] http://www.portafolio.co/negocios/solicitud-reorganizacion-foto-japon-genera-sospechas “Solicitud de reorganización de Foto Japón genera sospechas”